No es la primera vez ni será la última que dirigentes de este País, vuelven la cara, ignoran y luego se libran de sus secuaces, de sus esbirros
Las personas para ellos son como los pañuelos de papel, se utilizan y se tiran. Es algo que se ve con demasiada frecuencia y esta vez en el seno de P.P.
Ahora le toca a la Ministra de Sanidad, Ana Mato.
El presidente del partido y en este momento de la Nación, junto a su Vocera Mayor abandonó a su suerte a la pobre Ana, dejándola sola ante los tiburones que amenazaban con devorarla, que pretendían que se retirara de esa vida de felicidad que le había dado su influencia en el Partido
Esas turbas mezquinas que le querían robar la felicidad que tanto le había costado conseguir. Una vida llena de regalos a los que ella poca importancia les concedía. Esos bolsos que nunca recibió y si lo hizo, había olvidado. Esos coches de lujo que crecían en su garaje sin sembrarlos ni regarlos sin que nadie supiera quién los había sembrado. Esos quilos de colorido confeti que alegraban la fiesta de su niña, Esos viajes que creía inocentemente que pagaba ella, ... En fin ese "marido" que estaba pero no estaba. Que era pero que no era.
Pobre Ana, después de dedicar los mejores años de su vida; después de dar un par de puñaladas traperas para medrar dentro del partido; después de cargarse el Sistema sanitario de los españoles y en general de hacer una parte del trabajo sucio de su Jefe Don Mariano ...,
No se qué tiempo te queda para saborear las mieles del poder. Creo que ahora te toca degustar las hieles del desprecio, Ya te ganaste el desprecio de la mayoría de los españoles, ahora te toca el de tus propios compañeros.
Tu ya has hecho el trabajo sucio y puedes estar tranquila por tu "buen hacer". También te has llevado unos dineros que no te correspondían de esta "mafia" que desangra España. Ahora, como debe de pensar Don Mariano, ¡ Que cada palo aguante su vela ¡
Adiós Ana, nunca te olvidaremos
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